viernes, 19 de noviembre de 2010

(37) La ciudad y la ciudadanía (19/11/10)

Eduardo Mangada, Jordi Borja, Pedro Mañas


De la ciudad y sus trajes

Mariano quiso titular este programa “La ciudad y la ciudadanía” y gracias a que aún conserva la amistad de antiguos jefes (se nota que no es empleado de la Telefónica) nos pudo servir esta frase tan apropiada “las ciudades son libros que se leen con los pies”. Cabe añadir que el trabajo de los amigos cantautores se recuerda con la cabeza (también la de otras amistades, por supuesto) y ello nos sirve para enviarle un guiño cómplice a Quintín Cabrera.

Hablar de la ciudad y el deseo es como hablar de todo y no hablar de nada, de ahí que lo espeso y virtual se quedó en el magnetofón y pudimos disfrutar del discurso pueblerino y precursor de la trama Gürtel (buena meditación del maestro Alfaya) con el que nos quiso abrir los ojos el bueno de Berlanga, que se nos fue sin saber si el que iría a la cárcel sería el corrupto o el juez.

Wim Wenders se preguntaba que dirían si los edificios pudieran hablar. Evidentemente vocalizan poco, pero para eso está Martín Carril, para hablar por ellos y por Doble W (que, desde luego, no es el whisky que le sirvió SS.MM. a Eduardo Mangada como aperitivo).Eduardo Mangada y Martín Carril

De Jordi Borja basta conocer su trayectoria para asegurarnos una conversación-master de esas que, acreditando el aprovechamiento en la escucha (siempre y cuando el abejorro que habita el auricular lo permita), es posible adjuntar al currículo de cualquier candidato a concejal de urbanismo.

Mangada está ya de vuelta de todo eso y, aunque no le guste su obsesión con horadar el subsuelo, le da un aprobado a Gallardón en educación, cultura y saber estar, lo que instintivamente es aprovechado por el equipo de ADN para meter el dedo en la llaga o, lo que viene a ser igual, en el ojo de la esperanza.

Nos dice Eduardo que la ciudad del futuro será la misma que la del presente, sólo que mejor o peor. Que se debe agrupar el cemento (hasta la urbanización final) y respetar el entorno verde que a duras penas subsiste en sus alrededores. Es lo que resultaría obvio, coPedro Mañas (2)mo las buenas comunicaciones, la buena convivencia, la buena multiculturalidad, la buena calidad, la buena identidad, pero son conceptos que se olvidan por los mercaderes, por quienes tienen cogido el suelo por el mango, y ello a pesar de que el Mangada más lorquiano dijese un día que poner un ladrillo al lado de otro no deberían ser dos ladrillos, sino la conjugación de otra emoción.

Menos mal que Emilia, entre tanto arquitecto peligroso (sus crímenes perduran eternamente) nos abre una callejón a la poesía con Pedro Mañas, cuyo increíble mérito, además de edificar poemas redondos, es que los sabe recitar. Un placer escuchar sus versos de “La ciudad laberinto”.

Nos queda, al contrario que la duda, como en cada final de Proyecto ADN, algo más por lo que preocuparnos. Y es que se vende todo lo que es de todos y, la ciudad, también, como nos recuerda el maestro Alfaya con sus Grandes Superficies: el comercio sustituye al ágora para, en vez de ideas, compartir mostradores.

Tomás Montero



BIBLIOGRAFÍA Y DISCOGRAFÍA DEL PROGRAMA

Música del programaMúsica:

“Time”, kroke

Bienvenido Mr. Marshall”, Luis García Berlanga

"Tango del Diablo", Acho Estol

“Ciudadano”, Joan Manuel Serrat

“Si tú me dices ven”, Los Panchos

“Diguem no”, Raimon

“A las grandes superficies”, José María Alfaya

“Me llaman mala persona”, Académica Palanca

Textos del programaTextos:

“Si los edificios pudieran hablar”, Wim Wenders

“El hombre sin nombre” y “se vende todo”, Pedro Mañas (Ciudad laberinto)


No hay comentarios:

Publicar un comentario