miércoles, 17 de febrero de 2010

(16) Cuando hay que buscar la verdad en los tebeos (avance del programa del viernes 19/02/10)




Hubo una época en España de sobrentendidos. Los periódicos no podían decir la verdad y la realidad se refugió en las revistas satíricas, en los periódicos de sucesos y en los tebeos. La lucha por la libertad que había llevado a la cárcel a miles de españoles (y al exilio y muerte) era un asunto para la épica de los tebeos (camuflada, eso sí).

Nosotros caminábamos por la infancia educando nuestros tiernos cerebritos con los tebeos. No habíamos leído a Rilke y no sabíamos que “la vida no es como nos la pensábamos sino como nos la temíamos”. Y nuestros temores se fueron haciendo biografía.

Corrió el tiempo.

Un día, los enemigos del bien (yo hablo como los tebeos) vuelan varios trenes con un número tremendo de muertos y heridos. La sociedad queda consternada. Sucede que en ese país va a haber elecciones y el atentado, tras haber involucrado a nuestro país en una guerra ilegal, se convierte en un asunto incómodo con lo que se acusa del crimen a quien conviene, las instituciones mienten y todo es enterrado en un manto de misterio. Los ciudadanos de aquel país descubren que se les está utilizando y sacan, por el camino de las urnas a los mentirosos del poder.

Éstos, corroídos por el rencor, convertirán a los muertos y heridos de aquella barbarie en los culpables de su pérdida de poder. Intentarán reconstruir la historia a la medida de sus deseos, tratarán de hundir en el olvido a las propias víctimas y convertirían el más tremendo atentado terrorista de la historia de España en una celada burda para expulsar del poder a los españoles de bien.

La campaña de desinformación fue de tal magnitud que, aun hoy, hay gente de buena fe que duda sobre los hechos. Y -¿quién nos lo iba a decir?- en democracia tenemos que volver a los tebeos. A una novela gráfica con cuyos autores hablaremos en el programa “Proyecto ADN” del próximo 19 de febrero. De eso y del mundo de las historietas

A los hechos del 11-M se les ha sometido a tal grado de engaños, falsas suposiciones, medias verdades e infamias que el conocimiento de la verdad se ha vuelto un arduo ejercicio de separar la información de la manipulación interesada.

Mariano Crespo



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